Estos han sido días y, en resumen, semanas complicadas, lo podrán notar en mi cuenta de Twitter, no sólo por el gran tema en torno a la infinitamente mencionada, y desinformadamente comentada, #leylleras, sino también porque hemos estado trabajando continuamente en mejorar Taxipedia.co, cuya versión web de escritorio, es decir, para navegadores corrientes no móviles, está próxima a ver la luz, esperamos que muy pronto.
Hoy les traigo, queridos lectores, un video muy particular que refleja, por enésima vez, la idiosincrasia de las personas detrás del volante en Colombia. Esta vez un hombre cuya tranquilidad es inmensa, igual que su suerte. Yo venía de cruzar una cebra y noté que el individuo en cuestión, venía de pasar un semáforo con afán, seguramente en rojo, o mínimo naranja a esa velocidad (súmese la luz amarilla, efecto doppler...). Pero su acelerada le llegó justo hasta la mitad de la Avenida Suba. Esto fue en el cruce de la calle 106 con Suba, estación Puentelargo de Transmilenio. Había tráfico suficiente como para que no se pudiera mover más de ahí y en ese momento los semáforos cambiaron, los articulados que estaban en los semáforos retomaron su marcha, y este sujeto quedó atrapado ahí, a la vista de todos, en plena cebra. El video aquí:
Tuvo la inmensa fortuna de que su carro fuera un Twingo, carro que, gracias a su tamaño, cupo perfectamente en el espacio de la cebra y bueno, al menos nos libró de lo que hubiera podido ser un penoso accidente. Lo mejor de todo es que el video no sólo muestra eso. En los últimos 2 ó 3 segundos se puede ver a unas cuatro personas, o más, corriendo desde el andén hacia la estación, conducta que claramente está prohibida pues, como se puede deducir del video, es un paso peatonal a manera de L, tedioso, pero es el único modo. A diario veo decenas de personas de todas las edades, hacer estos cruces inapropiados arriesgando sus vidas. Es cierto que cuando la Avenida está vacía, en este lugar en concreto, y el semáforo de la calle transversal está en rojo, o viceversa, uno puede cruzar tranquilamente en diagonal. La policía no pondrá problema, o no tendría por qué hacerlo, pues no hay riesgo alguno de terminar involucrado en un accidente.
El jueves presencié un caso particular. El infractor estaba tal vez ebrio, pues cruzaba la calle a velocidad de tortuga y le manoteaba a los carros que le pitaban para que no se atravesara en plena vía. Una moto casi lo atropella pero, quizás por ebrio, la esquivó y nada pasó. Vaya uno a hacer eso sobrio...
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domingo, 10 de abril de 2011
miércoles, 2 de febrero de 2011
Inmovilizados No. 3
Y continuando con la costumbre, no tan costumbre porque por motivos de fuerza mayor, no logramos la periodicidad deseada con estos especiales de Inmovilizados, he aquí otra escena de la cotidianidad en las calles de la capital. Uno se va hasta acostumbrando...
Esta vez conducía por la Calle 13, abajo de la Caracas, donde un camión/tractomula (o como se llame) intentaba inútilmente girar para entrar hacia la avenida desde una calle pequeña. Calle a la cual no tengo la menor idea de cómo llegó previamente.
La historia se resume en que un indigente, de estos que tomaron por profesión dar vía a los carros en los cruces congestionados, para "agilizar el tráfico", logrando claro el efecto contrario, se puso en la tarea de introducir el inmenso vehículo en la vía y nos detuvo, a mí y a todos los que tranquilamente conducíamos por un tramo, que hacia ese horario no presentaba congestión. Así estuvimos durante unos 5 a 10 minutos, todos quienes desde la calle y los vehículos, veíamos impotentes a un par de policías de tránsito, con la moto parqueada, comiendo combo de empanada + gaseosa a $1000. Yo todavía, sinceramente no lo puedo creer... El precio del combo.
Placa del cabezote:BLK 889
Por otro lado el conductor de este elefante motorizado insistía en ir para allá y para acá, como si de un novato parqueando un carro se tratara. Luego de las arduas labores conjuntas entre aquel hombre al volante y el indigente, a quien se le veía que le divertía la situación, logramos por fin el resto de personas ver la luz al final de la calle. Todo sin el menor esfuerzo de alguno de los agentes de tránsito, quienes estaban tan sólo unos metros atrás.
Esta vez conducía por la Calle 13, abajo de la Caracas, donde un camión/tractomula (o como se llame) intentaba inútilmente girar para entrar hacia la avenida desde una calle pequeña. Calle a la cual no tengo la menor idea de cómo llegó previamente.
La historia se resume en que un indigente, de estos que tomaron por profesión dar vía a los carros en los cruces congestionados, para "agilizar el tráfico", logrando claro el efecto contrario, se puso en la tarea de introducir el inmenso vehículo en la vía y nos detuvo, a mí y a todos los que tranquilamente conducíamos por un tramo, que hacia ese horario no presentaba congestión. Así estuvimos durante unos 5 a 10 minutos, todos quienes desde la calle y los vehículos, veíamos impotentes a un par de policías de tránsito, con la moto parqueada, comiendo combo de empanada + gaseosa a $1000. Yo todavía, sinceramente no lo puedo creer... El precio del combo.
Por otro lado el conductor de este elefante motorizado insistía en ir para allá y para acá, como si de un novato parqueando un carro se tratara. Luego de las arduas labores conjuntas entre aquel hombre al volante y el indigente, a quien se le veía que le divertía la situación, logramos por fin el resto de personas ver la luz al final de la calle. Todo sin el menor esfuerzo de alguno de los agentes de tránsito, quienes estaban tan sólo unos metros atrás.
viernes, 10 de diciembre de 2010
¡Viernes de inmovilizados! No. 2
Para hoy me presento con dos situaciones. La primera absurda, como es costumbre en Bogotá, y la segunda un poco trágica.
En la fotografía se ve, con algo de claridad, cómo un policía bachiller (de chaleco reflectivo) se acerca al carro rojo, que erráticamente se interna en el separador que hay en esa sección de la Carrera 15, al frente del centro comercial. Primero, entre las personas allí observando, nos preguntamos si querían intentar hacer la "U" para tomar la vía en el sentido contrario, cosa que resulta imposible, pues el terreno no es para nada plano y hay un pequeño andén que pareciera deteriorado a mordiscos, impidiendo el acceso al otro sentido.
Hoy viernes, que pensé que me iba a quedar sin material interesante para una nueva edición de inmovilizados, pero ya acabándose el día me encontré con esta joyita, nada más ni nada menos que en frente de la entrada principal de Unicentro (sobre la Carrera 15), donde decenas de peatones atravesando la vía por las ahora casi inexistentes cebras, miraban atónitos este típico abuso de poder colombiano. Primero la imagen:
En la fotografía se ve, con algo de claridad, cómo un policía bachiller (de chaleco reflectivo) se acerca al carro rojo, que erráticamente se interna en el separador que hay en esa sección de la Carrera 15, al frente del centro comercial. Primero, entre las personas allí observando, nos preguntamos si querían intentar hacer la "U" para tomar la vía en el sentido contrario, cosa que resulta imposible, pues el terreno no es para nada plano y hay un pequeño andén que pareciera deteriorado a mordiscos, impidiendo el acceso al otro sentido.
Pero... ¡Oh sorpresa!, cuando nos damos cuenta que los bachilleres, quienes inicialmente salieron corriendo a detener éste automóvil de maniobras erráticas, de repente se relajan ante la situación, y no les importa que el semáforo se ponga en verde, mientras los demás carros empiezan a pitar y protestar por el imprudente que se les parqueó adelante y no deja avanzar a nadie atrás suyo. En segundos todos entendimos por qué lo hacían:
En el carro iban 3 militares debidamente uniformados y, como es costumbre en la ciudad, abusando de su autoridad y haciendo del espacio público lo que les plazca, sin más razón que la de su beneficio personal. Porque sienten y creen que pueden. Uno de ellos se bajó del automóvil, se despidió de los otros, le dijo algo al bachiller y cruzó la 15 hacia Unicentro como Pedro por su casa, aún cuando el semáforo estaba en verde para el tránsito de vehículos. Estuve otro par de minutos ahí observando, y estos personajes siguieron haciendo trancón y dejando el carro atravesado en plena avenida bogotana, por una razón que nunca entendí. Para una información, ojalá algún día útil como denuncia, era un vehículo Chevrolet Aveo, si no fallan mis conocimientos y memoria, de color rojo y placas RDV 321.
De nuevo la autoridad se extralimita ante nuestros ojos, en este caso los míos y los de varias personas que allí estaban. Lo particular fue ver a otro bachiller al lado mío, mirar igual de atónito e impotente a su compañero, a quien finalmente no culpo del todo, pues se le apareció en frente otro tipo de autoridad (por así decirlo), y no tuvo más remedio que, básicamente, ser sumiso y decir que sí a todo.
Es, como nos ilustraba, hace ya varios años y en vida, el sabio Jaime Garzón sobre el funcionamiento de este país, donde la lógica la tenemos al revés. Donde nosotros le terminamos sirviendo a los servidores públicos, valga la triste redundancia, y no al contrario, como debería ser. Por eso me retiré pronunciando en voz alta el quemadísimo comentario colombiano, de esos que son ya un cliché y no dan risa, aunque en un tiempo lo hicieron: "¿Si ve? Por eso es que este país está como está...".
viernes, 26 de noviembre de 2010
¡Viernes de inmovilizados! No. 1
"¡Viernes de inmovilizados!" se trata de una entrega, espero, semanal, de imágenes o videos que serán en algunas ocasiones graciosos, y en otras funcionen para denunciar absurdos de la movilidad capitalina.
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