jueves, 28 de octubre de 2010

Las mañas en Transmilenio - Parte 1

Aquí comienza, a manera de renacimiento del blog, una serie de posts a los que, con cariño y de manera colombiana, he bautizado como "Las mañas en transmilenio". Un capítulo de la vida capitalina, dedicado a todos aquellos que hacen de su comportamiento y costumbres prácticamente un estándar dentro de las estaciones y los articulados, con el cual muchos de los usuarios frecuentes (como yo), ya nos sentimos "familiarizados", y lo digo entre comillas porque, aunque en algunos casos son situaciones graciosas, en otros se convierte en incomodidad, pesadilla, estrés... bueno, todas esas sensaciones tan úincas e íntimas que el sistema masivo de transporte de Bogotá nos brinda a sus usuarios.

El caso de hoy se trata de aquellos especialísimos usuarios que, dentro de las estaciones, desarrollan una habilidad increíble para, de la nada, aparecer y súbitamente arrebatarle la entrada a quienes impaciente o pacientemente llevamos un tiempo considerable esperando por la llegada el articulado. Especialmente en horas pico, es decir, de 6 a 8 de la mañana y de 5 a 7 de la noche. Aunque cualquier momento es bueno.


¿Cómo funciona el método? Es sencillo, puede intentarlo usted en su estación de Transmilenio más cercana. Aunque no debería. El método se compone de varios actos cuidadosamente ejecutados.


El primer requisito es ser ciudadano colombiano, o en su defecto asiático y asiduo usuario de otro atestadísimo sistema de transporte público. La razón: el colombiano cuenta la, ya cliché, "malicia indígena" y el asiático con la similar habilidad de escabullirse en medio de tumultos inmensos de gente, sin piedad. Lo segundo a hacer es simple, basta con esperar que llegue una ruta distinta a la que el sujeto necesita, acto seguido se suma al grupo de personas que desesperadamente logran entrar al bus, como ganado recién suelto al campo. Y he aquí la parte esencial, debe este personaje calcular a ojímetro cuántas personas alcanzan a entrar en ese momento, para, con el menor disimulo y el mayor descaro posible, quedar "sin querer" entre las primeras personas frente a la puerta. Pero no se equivoque, a pesar de la viveza implícita, esta maña (o gaminada), llega a ser un acto casi de valentía, teniendo en cuenta la cantidad de personas con poca estabilidad emocional y paciencia que Transmilenio contiene en sus entrañas.


Pero aquí no acaba el recorrido de esta primera y muy practicada maña. Se encuentra nuestro personaje a mitad de hazaña. Cuando por fin llega la ruta que él y usted (desafortunadamente) esperan, suponga que se encuentran al mismo nivel de oportunidad para ganarse un cupo en ella. En otras palabras, suponga que usted lo tiene al lado. Se abren las puertas. Suspenso. Usted siente la presión en su espalda de un grupo casi siempre muy heterogéneo de personas que en esos segundos buscan el mismo objetivo. Da un paso que lo acerca un poco más a las puertas rojas que le revelan el desalentador escenario: con algo de sacrificio sólo habrá espacio para uno de los que en ese momento, como usted, matarían por entrar. Desde adentro se van haciendo cada vez más audibles frases como "¡dejen salir primero!", "señor, ¡córrase!", "¡oiga!", "estamos saliendo, estamos saliendo, a ver si respetamos...", entre otras, que serán analizadas en otra ocasión, con sus respectivos quejidos y empujones, tan complejos de convertir en palabras escritas. En medio de esa confusión y pequeñas confrontaciones, usted ha perdido la poca ventaja ganada sobre los demás, y cuando mira hacia los lados, se encuentra con que el sujeto en cuestión atraviesa la masa de individuos con indescriptible simpleza, es casi surreal.

En cuestión de fracciones de segundo el verdadero protagonista de esta historia, que claramente no es usted, resulta delante suyo y en un parpadeo está introducido entre los demás ocupantes del articulado como una pieza de Tetris perfectamente encajada, mientras las increíblemente resistentes puertas sellan el vehículo y demarcan el umbral que separan la victoriosa audacia criolla de su fallida e inaplicable cultura ciudadana. A través del sucio y empañado vidrio, nuestro héroe de la viveza, los mira a usted y al resto de inestables usuarios directamente a los ojos, y les indica con la mirada que tendrán que esperar algunos largos minutos más, como diciendo "si tienen tanto afán, hagan como yo"; hoy será otro día más para llegar tarde.


¿Y a usted, pobre víctima, también le ha pasado? O más intrigante aún, ¿ha sido usted el mismísimo protagonista de esta historia?


11 comentarios:

  1. Ese fue decentico... a mi siempre me embisten las reses que dejan montar.

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  2. pues la verdad yo he sido uno de ellos, pues totalmente cansado de demostrar decencia y en vez de eso recibir memorandos por parte de la empresa de la que soy empleado... aveces toca.

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  4. ¡Gracias por tu comentario y tus sugerencias Gustavo! Lo tendré en cuenta.

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  5. Ahora nos quejamos porque hay transmilenio, pero supongamos que en su tiempo no hubieramos elegido a Antanas Mockus y a Peñalosa, estaríamos todavia andando en esas tartalas de buses y con los mismos políticos chambones que siempre nos han gobernado.
    Por favor nunca olviden quien nos hizo ese gran favor de modernizar Bogota y no vayan a votar por los que siempre se han robado el dinero.
    El candidato tiene que ser del partido Verde o estamos perdidos de nuevo.

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  6. Hay otro método y es que primero se calcula según el indicador de rutas en que momento llega la que se necesita, cuando la ruta está detrás de un bus que no se necesita se debe intentar subir al que ya está en la puerta (pero no tan rápido, lo pueden subir a ese que no le sirve) eso si codos afuera y empuje sin pedir permiso como es costumbre bogotana. Finalmente el bus cierra las puertas y haga una exclamación como "Jueputa, es que no dan permiso" ponga cara de frustración porque se le fue el supuesto bus. Pero igual usted ya está de primero en la puerta (primero en la fila NO. la fila no existe en trasmilenio) el bus que le sirve ya se acerca así que mucho cuidado con los espejos y con dejarse descubrir en su patraña lo pueden empujar y terminar debajo del bus. Por fin el bus que le sirve está en frente suyo, está de primero pero llega a descubrir cuando se abren las puertas que al maldito no le cabe un alma más de hecho la gente que está dentro de el traba las puertas y estas no se abren. No hay remedio, le toca esperar otros 5 minutos mientras llega nuevamente el que le sirva.

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  7. esto si es falta de tolerancia, yo me pregunto.. acaso estas personas no sentirán la mas mínima vergüenza? solo deben mirarse los de la foto... al limite de la puerta a punto de caer, empujándose, sonriendo. Estamos rodeados de Iguazos, Gañanes sin cultura.

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  8. De que partido político eres, si quieres quejarte del trasporte publico puedes hacerlo también de los buses que aun se encuentran en servicio, todavía mas llenos que transmilenio, robos por doquier, y ni siquiera es cosquilleo ahí es a mano armada y a todos los usuarios; los conductores te acomodan a punta de arrancadas y frenadas, y ni que decir del viajecito parando cada 10 metros con rutas que se pueden hacer en menos de una hora pero por la inconciencia ciudadana duplica el tiempo, los buses sucios, sin lavar desde que salieron a operación, y cuando se quedan varados por “problemas mecánicos”….¿quien responde?. También puedes preguntarle a los minusválidos si se pueden subir a un bus o buseta en hora pico o de la forma que una persona es “atendida” cuando hay un accidente; o de la jornada laboral del conductor, cuando fueron sus últimas vacaciones. No todo lo malo pasa en Trasmilenio.

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  9. Al último comentario:
    Claro, tienes razón en todo lo que opinas, creo no te equivocas en ninguna de las cosas que afirmas. Apoyo el Partido Verde, pero no puedo afirmar que me identifico 100% con éste o cualquier otro partido, simplemente siento más afinidad con ése. Es muy cierto que no todo lo malo pasa en TM, lo que sucede es que uso más frecuentemente este sistema que el de buses y por eso lo que escribo es a partir de mi experiencia y opiniones recogidas.
    ¡Gracias por tu opinión!

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  10. No hay que dejar querer mejorar el Transmilenio sacando excusas como "antes estabamos aun peor", o "los otros buses son más incómodos y sucios" claro que hay cosas peores y claro que antes estábamos peor aún, pero de todos modos transmilenio es un sistema con muchas fallas, en mi opinión, son sobre todo de organización, no existen filas, porque no existe lugar para hacer filas, existe afán para subirse, porque en el afán de cumplir unos horarios, los conductores no se fijan si es suficiente el tiempo que dejan para que la gente suba o baje y terminan dejando o llevandose a quien no alcanzo a moverse entre la masa de gente según lo que les pareció, para que la gente pueda usar el sistema adecuadamente, tiene que tener la posibilidad, tiene que haber una organizacion minima por parte de quienes lo manejan, que claramente no están muy capacitados para hacerlo.

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  11. Transmilleno es un sistema que no sirve para Bogotá. Peña-losas no se inventó nada. Fue a las ciudades intermedias de Brasil donde este sistema funciona por el poco volumen de personas que transporta. En una ciudad como Bogotá el sistema anda completamente colapsado, porque un falso, traidor y mentiroso como Peña-losas implantó un sistema que le ha dado miles de millones de pesos en ganancias, en lugar de haber hecho lo correcto que era la construcción de un Metro para la ciudad!!!! Estaríamos mucho mejor con algo realmente moderno. Aquel que comentó que Transmilleno modernizó la ciudad es un completo ignorante. La modernidad la da la construcción de un Metro, ya que es un verdadero sistema efectivo para una ciudad como Bogotá. Gracias a ese mentiroso, Bogotá es una de las ciudades más grandes del mundo sin Metro. Les parece que debemos reelegir a ese traidor??? Ese tipo es gringo y no ama a Bogotá!!!!! Mucho cuidado a la hora de votar!!!!!!

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