lunes, 7 de marzo de 2011

"2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6..." ¿6% y 2% son La 26? ¡Ya no más!

Aprovechamos la ocasión para retomar el tema que más se mueve en los televisores, radios, teclados, esferos, lápices y plumas de los bogotanos: El Carrusel de las Contrataciones. Sí, ese gran parque de diversiones en que volvieron a Bogotá. Lleno de atracciones prometidas e inconclusas, donde la boleta de entrada la pagan nuestros impuestos y el sostenimiento del Carrusel, la atracción más importante -y la única que funciona- del parque, se debe al eficiente, pícaro y audaz manejo de los recursos públicos por parte de funcionarios y contratistas.

Como la canción que muchos, si no todos aprendimos de pequeños "2 y 2 son 4, 4 y 2 son 6, 6 y 2 son...", lo siento. En Bogotá ya no tenemos el valor que se necesita para seguir contando. El 2 y el 6 son los números favoritos de la ciudad, a la vez que lo más odiados. Juntos no son 8. Representan el atraco de Avenida que tenemos hoy en día semidestruida, la 26. Pero no sólo eso, todo se relaciona. Son los porcentajes favoritos de los funcionarios y políticos que en estos días "se la juegan toda por la ciudad". Sí, se la juegan, la plata.

Al parque de atracciones y contrataciones que es Bogotá, la ciudad chiste, hoy en día le podemos ir sumando la Montaña Moralesrussa, los carritos chocones con escenarios muy realistas (incluso heridos y muertos reales), el Palacio Liévano del Terror donde pueden aterrorizarse con shows de atracos en modalidades de lo más variadas, un set de grabación de la Transformers criolla, gracias a la reciente y multitudinaria participación de camioneros voluntarios de todos los rincones del país, y la atracción que más adrenalina produciría en el establecimiento: El NULE26. "ANULE todos sus miedos y su dinero. Se moverá tan vertiginosamente que ni se dará cuenta en qué momento la plata se sale de sus bolsillos. Son 26 segundos de pura extracción." rezaría la publicidad.

Que el 2% para Iván, que el 6% para Miguel Ángel. "Ay, pero si es pequeño el porcentaje, no va hacer ni cosquillas". Eso en una clase de matemáticas del colegio o en una universidad es sustentable. Señores habitantes, aquí no, nos están viendo la cara, y desde hace rato. Son miles de millones de pesos repartidos sin justificación alguna entre dos (2) o más sujetos que están rompiendo, "desfondando" los bolsillos de esta ciudad, haciendo sangrar nuestra economía y sostenibilidad.

Ya no más, por favor. Reaccionemos. ¿Que inhabilitaron al excontralor? Bien, es el primer paso, ¡pero falta mucho más! ¿Acaso en un país donde los jueces con toda seguridad tienen más de dos dedos de frente, no es totalmente censurable, repudiable y punible esta actuación? Pero es triste siquiera atreverse a imaginar que esos dos dedos o más de frente, les dan a los responsables de la justicia en este país incentivos y motivos para hacerse los de la vista gorda y poner castigos de juguete, porque eso son.

Son penas risibles y todos sabemos que en un país o una ciudad medianamente respetable, estos hombres estarían en la cárcel. Para mofa de un extranjero, quien está teniendo acceso a una tajada del ponqué de las contrataciones ¡es Senador de la República y además hermano del alcalde de Bogotá! ¡Es escandaloso! Este último individuo no sólo tiene un puesto público importante e influyente, sino que es el segundo puesto de elección popular más poderoso y deseado en el país. En un país, por desgracia centralista, Bogotá es la columna vertebral de éste en muchos sentidos, así que su alcalde tiene un inmenso poder e influencias. Y como dato curioso para quienes no lo hayan notado -y no es necesario hacer un estudio para averiguarlo-, me atrevo a decir con un elevadísimo grado de certeza, que somos la ciudad colombiana que cuenta con el mayor número de corruptos. A mucha deshonra.

Ya no más cinismo, ya no más líderes con moral de juguete, con discursos merecedores de un espacio en televisión y actuaciones merecedoras de un espacio en la prisión. Personalmente, ma cansé, me mamé, y lo digo así, del modo bogotano. Es admirable por una parte una protesta como la del 4 de marzo, gemela en muchos sentidos de la del 4 de febrero en 2008, a pesar de que cada político le dé la interpretación y conveniencia que quiera, así no haya movido un dedo para colaborar. Y por otro lado, nosotros, sí señores, aquí los casi 8 millones que ocupamos un lugar y respiramos el aire del altiplano, debemos hacer algo, y rápido, ante este absurdo en que se nos convirtió la ciudad. Si por mi fuera, y gracias a la rabia e indignación que me invaden en este momento, por lo menos la mitad de lo que he escrito tendría signos de admiración, pero no lo hago por comodidad al leer y decencia al opinar y escribir.

Por tanto, llevo este mensaje a todo aquel que comparta mi opinión, así sea sólo en parte, para que se lo lleve de nuevo a todo aquel que considere que merecemos una Bogotá mejor planeada, mejor construida, menos improvisada, más habitable, segura y antes que eso, transitable. Pido vehementemente que sumemos ideas, fuerzas, voces y actos para recuperar la movilidad en nuestra ciudad, mi ciudad.

Aún nos quedan meses para las próximas elecciones y, en vez de andar pensando que si voto por fulano o sutano, que mengano le hizo guiños a este otro, que si el dueño de una emisora y exnarrador o un ex alcalde, o un líder de opinión, o el que sea, tiene la capacidad de comandar esta ciudad, antes que ponernos en esas reunámonos todos y protestemos, de la forma que queramos, la que cualquiera proponga, ojalá no una sino muchas, en internet, en las calles, denunciando irregularidades, etc., en la fecha o fechas que convengamos, y mostrémosle nuestra inconformidad y lo más importante: nuestras soluciones, lo que proponemos, lo que queremos, lo que no queremos. No sólo a Samuel Moreno sino a todos aquellos de cuya reputación dudamos (y con fundamento), todos los que nos metieron la mano a los bolsillos y nosotros como si nada. Ver a Bogotá desmoronarse así da tristeza. Yo quisiera verla desMorenizarse.

¿No se sienten robados, perturbados, burlados? Yo sí. Los que escribimos este blog así nos sentimos. Por favor, actuemos. ¿Conocen métodos eficientes para "poner el grito en el cielo, sin necesidad de paralizar con ello la ciudad? Las ideas que sea que tengan, háganlas llegar, en comentarios aquí o a nuestro e-mail (mobocol@gmail.com). Que este mensaje llegue a tantos bogotanos y habitantes en la capital como sea posible. Y que lo hagamos realidad.

¡CONTAMOS LOS DÍAS!
En Mobocol no vamos a ocultar nuestra emoción, por ahora no tan grande, de saber que en exactamente 300 días estaremos recibiendo una nueva administración, pero lo más importante, despidiendo la anterior con la misma alegría que se quema un muñeco año viejo en diciembre. A Samuel se le acaba el tiempo y ojalá por los afanes no nos deje obras entregadas a medias. Al menos si se demoraron, que sirva. "¡Si va a hacer un favor, hágalo bien!". No por nada, al señor alcalde, la gente lo conoce aquí y en la patagonia como el #bobolitro, ¿querrá él ser recordado así?


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