miércoles, 9 de marzo de 2011

Y usted, ¿ya vivió la experiencia Transmi?

Este artículo va dedicado especialmente al señor Alcalde Mayor de Bogotá, Samuel Moreno Rojas. Pero también a todos quienes habitamos la capital, los nacidos acá, ciudadanos colombianos, turistas, extranjeros que residen aquí, todos. He aquí las razones que esgrimo para proponerle que él y cualquiera se "pegue la rodadita" en el sistema de transporte masivo que más ha dado de hablar en los últimos meses. Insignia capitalina.

Quiero aclarar antes la razón que me lleva a escribir este texto motivacional. Tomo del metro de Medellín su frase más célebre de autopromoción -La cultura Metro-, pero adaptada al sistema que más corruptos desangran financieramente. Hoy la viví en su máxima expresión, en uno de esos momentos cumbres que toca aprovechar porque pueden ser una vez al año como el paro de camioneros, mensuales como los sabotajes y bloqueos a portales, estaciones y articulados, o como en la historia que hoy relataré, pan de cada día: la tan temida y esperada hora pico en Bogotá.

Le llamé entonces La experiencia Transmi, toda una travesía cuyos aspectos más relevantes ennumero aquí. Y espero de todo corazón hablar por todos, o al menos la gran mayoría, cuando explico apasionadamente lo que es montar en un Mercedes-Volvo rojo articulado, desde sus detalles más entrañables.

La experiencia Transmi en Las Aguas


La experiencia Transmi es una travesía de la cual no es que no se quiera bajar, sino que no podrá. Son, si tiene la suerte que se necesita, horas y horas de diversión.

La experiencia Transmi es socialización, hacer nuevos amigos, roce íntimo entre ciudadanos, gritos y alaridos en las estaciones, gente con audífonos cantando como en la ducha, fieles religiosos evangelizando en altísima voz, usuarios que, aprovechando el despiste de los bachilleres, se saltan las barandas en las estaciones y no pagan pasaje, para luego entretenernos con sus historias de vida y hacer mala cara si uno no le suelta par monedas.

La gente desde las entrañas de los articulados implora piedad de parte de aquellos que están en las puertas; tanto los que entrarán en estampida, como los que se quedarán obstaculizando el flujo de personas por su incapacidad para entender que, para que salga gente, se necesita espacio. Es sentido común, no entiendo por qué en esos instantes fallan tanto las habilidades socio-cognitivas de muchos.

El trayecto, de preferencia una ruta expresa con hacinamiento incluido, no sólo trae todos estos finos detalles de coquetería bogotana. Además, ofrece ventajas para el cuerpo. En los días lluviosos, como hoy, es perfecto para aprovechar el festival de aromas y sustancias coporales, que forman un poderoso concentrado en el aire circundante, muy provechoso para todo aquel que desee experimentar una sensación revitalizante y exfoliante en la piel. Es de notar que el empañamiento de los vidrios no es producto de nuestra respiración y el aire común, sino de este mismo concentrado sumado a otros gases. Es por ello que mucha gente se recuesta en los vidrios, no por el simple hecho de dormir, sino que, cual producto de televentas, mientras descansan le otorgan a su pelo los beneficios de estas moléculas. Más natural que un shampoo de sávila, mucho mejor que cualquier Pantene y, además, unisex. Es el H&S criollo: Hedor & Sudor.



Hombres y mujeres, solteros y solteras respectivamente, déjense llevar por la tentación masiva, del sistema masivo. Les mirarán, tocarán y desearán estar a su lado, detrás o al frente. Masivamente. ¿Para qué seguir veraneados si en el calor infernal de las ventanas cerradas, increíblemente experimentarán el invierno en todo su furor?

La experiencia Transmi es un método de mejoramiento de la condición física también. Si usted es de los que siempre quiso participar en un reality del estilo de El Desafío, o similar, es su oportunidad para ejercitar sus músculos, poner a prueba sus capacidades elásticas y, sobretodo, su resistencia física, teniendo que conservar una misma posición antiergonómica en ocasiones hasta por una hora, o más.

Lo que viví hoy no tiene nombre. O bueno, no tenía. Gracias a que recordé un video que alguna vez un amigo de la ciudad de la eterna primavera me mostró. Ahí estaba la respuesta. No era una pesadilla, no era un sueño, no era una etapa de mi vida. No. Era, y es, la experiencia Transmi. Le quise adjudicar el término de secuestro express, porque tenía casi todo lo que se necesita: un ambiente hostil, sensación de encadenamiento, tener que compartir con seres que en su mayoría no le hablan y lo miran mal, no se puede comer ni beber, la ventilación es pésima, etc. Pero entonces, recordé que para que sea un secuestro, según la definición de la real academia de los liberados, debe justificarse éste con una demanda de cualquier cifra astronómica de dinero, que represente los daños físicos y morales provocados. O en su defecto pagar un rescate. La opción era el rescate. Pero $1700 "revaluados" e inflados pesos no lo valen. Es demasiado para tantas cosas en tan poco tiempo. Además no es tanto material como para escribir un libro/novela que lo lleve a uno a un cargo de elección popular.

Es un hecho pues que quien no ha montado en él, no conoce Bogotá. Qué envidia. Aclaro que a pesar de todo quiero mi ciudad, así mi relación con ella sea como un matrimonio hindú arreglado, donde poco a poco se va uno enamorando. A las malas.

Siempre habrá una silla roja vacía que todos se matarán por coger, una ventana que la mitad quiere abrir y la otra mitad cerrar, una persona dando muestras de total incultura o, en el otro extremo, haciendo alarde de sus ínfulas de civilizado, gritando para que todos se organicen como a él le convenga. Siempre habrá quien desprecie la ayuda de un "Amigo en Transmilenio" y lo trate a las patadas, en vez de tener en cuenta sus consejos. Y eso sí, siempre habrá una manifestación, paro, accidente, bloqueo o sabotaje violento que entorpezca el sistema cuando usted menos lo necesite.

Montar en Transmi es un viaje único para muchos, literalmente. Porque una vez lo hacen jamás quieren volver. Por eso, señor lector, si aún no sabe lo que es, lo invito a que tome el riesgo, especialmente si, por cosas de la vida, usted es el Alcalde Mayor de la ciudad. Y si ya lo ha vivido, vuelva, cada día hay más y más usuarios fieles, que atestan y ponen a prueba el límite de las sonoras estructuras metálicas de las estaciones.

La experiencia Transmi, patrimonio inmaterial de la capital; una experiencia totalmente renovada gracias al Grupo Nule, los hermanos Moreno y todos los ciudadanos que con su intolerancia ponen su granito de arena. Sin civismo, comprensión, paciencia ni cultura: para el mundo. Pero con muchos deseos de tenerlos algún día.

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Cuéntenos su experiencia Transmi: Utilice el hashtag #LaExperienciaTransmi en Twitter, escríbanos un comentario o envíenos un e-mail a mobocol@gmail.com.


2 comentarios:

  1. ¡Tal cual , parece un sainete pero tiene más de tragedia griega..,dejémoslo en tragicomedia!
    ¡Y que renazca de las cenizas la cultura ciudadana !
    Ciudadana melancólica

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  2. Gracias por permitirnos conocer más sobre este tema, ya que es demasiado interesante para aprender sobre este campo.

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