Creo que esta situación rebosó la copa. Luego de años de pésimo servicio, de no demostrar ni el mínimo de civismo ni conocimientos de manejo, de amenazar a la ciudad con sus paros, este gremio de taxistas tocó fondo.
Reconozco que hay excelentes conductores, personas honestas que trabajan para llevar algo de sustento a su familia y que, como algunos choferes me han contado, permitirles a sus hijos ir a una Universidad, para lograr hacer lo que ellos no pudieron por diversas circunstancias.
Pero aquí no tendré en cuenta a don Raúl o a don Sergio, choferes de confianza míos, no. Ésta es una crítica abierta, una expresión de indignación que me produce y, creo que a todos ustedes, la situación que se presentó el día de ayer. El video que anexo a este pequeño escrito lo demuestra todo.
¿En qué país del mundo, en qué lugar que se digne a ser civilizado, a un pasajero lo agreden de esta manera? ¿Acaso los ciudadanos nos hemos revelado y cogido a puños, madrazos y palo al taxista que “muñequea” su taxímetro, al que nos cobra de más, al que toma por otra vía? ¿Nos hemos quejado cada vez que el señor chofer por coincidencia no va a donde nosotros y se rehúsa a hacer la carrera?
Tomado de CityTv.com.co
Ya es hora de que la administración distrital “ponga en cintura” a los taxis, regule como debe ser sus tarifas y revise los taxímetros, obligue a las empresas a tener una flota legal de taxis y que esté al servicio del cliente, que cumpla con su labor como la de transportar a una persona a donde ésta lo requiera. Que el gremio se comprometa por su propia seguridad, a ayudar a la Secretaria de Movilidad a tener un censo de taxis legales y frenar el constante gemeleo de placas o de tarjeta de operación, que da paso a que criminales, usando la identificación de un taxi legal, cometan desde el sencillo abuso de cobrar de más hasta el famoso paseo millonario. Igual, yo siento que constantemente me hacen el paseo millonario en taxi, cuando el señor conductor, de antemano, sé que tiene alterado su taxímetro.
Pero repito, el ciudadano está indefenso ante estos señores, ellos actúan como una pandilla, como una horda de lobos dispuesta a unirse y atacar a quien se meta con uno de ellos. ¡Ay que uno se estrelle con un taxista! Para ver cómo, en menos de los 5 minutos que la operadora promete que llegará un taxi pedido, lo tienen a uno rodeado cuatro o cinco carros, para que “negocien” cómo salir del incidente.
Hace falta que estos señores sean conductores de verdad, conozcan más que el conductor particular las normas de tránsito. Que sean un ejemplo en las vías, que se organicen de verdad.
La situación de ayer puede tener dos visiones. Efectivamente estos pasajeros pudieron resultar queriendo robar al taxista, o por el contrario -y es por lo que yo me inclino-, no estuvieron de acuerdo con el precio de la carrera, se rehusaron (en todo su derecho) a pagar ese precio y este señor no tuvo una mejor idea que llamar a sus compañeros y como cualquier vil pandilla de las que pululan en nuestra ciudad, agredir de tal manera a los pasajeros.
Nunca se justifica que la comunidad se tome la justicia por sus manos, a pesar de la falta de efectividad de nuestras instituciones, éstas existen y son las únicas que tendrán la potestad para resolver los conflictos que surgen en estas sociedades. Nosotros como ciudadanos tenemos que respetar las leyes, no solo las del país, sino también aquellas que rigen la vida en común, esas sencillas normas éticas de respetar al otro, de procurar ante todo resolver de una manera pacífica las circunstancias por las que entramos en conflicto.
Sin embargo, el gremio taxista desconoce estos principios éticos. Ellos, como un poderoso manipulador de alcaldes vía patrocinio a sus campañas, se creen dueños de todo, prima la anarquía. Y tratar de imponer el orden solo termina en amenazas de paro o efectivamente, como ha sucedido, bloqueos al transporte de esta ciudad por parte de estos señores.
Un llamado a la Secretaria de Movilidad, a lo que quede de Administración Distrital, dentro del proceso de reorganización del transporte en la capital, los taxis también como servicio público merecen atención, hay que organizarlos, el hecho que estén agrupados en empresas no es suficiente, ni una tarjeta de operación fácilmente adulterable, o el famoso taxímetro que en ciertos lugares de la capital puede ser alterado para que en menos metros o segundos sume más unidades a la carrera.
Por otra parte y para completar, vaya usted y pague con un billete de alta denominación, ese sencillo papel de veinte mil o cincuenta mil pesos, puede convertirse en ocasiones “el florero de Llorente” que le garantizará a usted, desde una pequeña discusión hasta, en el peor de los casos, lo que le ocurrió a las dos personas del video. O que el tipo con la promesa de traerle vueltas no vuelva nunca más.
Son muchos los hechos, las denuncias ciudadanas, los reportajes que muestran cada día cómo este gremio todopoderoso y que tiene a la Alcaldía actual bajo su control, recordando patrocinios electorales o amenazando con paros, hace que la anarquía reinante en el transporte público de la capital sea cada vez mayor y desafortunadamente indestronable.
PD: Reconozco de todas maneras que hay un grupo, escaso pero lo hay, de taxistas honestos, trabajadores, gente humilde que trabaja y que se indigna como nosotros de que la mayoría de sus colegas dejen tan mal parado al gremio.
Andrés Pérez
@aperez_r para @mobocol
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