viernes, 10 de junio de 2011

Las calles bogotanas: un paisaje lunar*

En estos días puede ser que haya recorrido la avenida Boyacá a la altura del terminal, o tal vez la avenida Ciudad de Cali entre el Tintal y la calle 13; o haya transitado por la avenida Primera de Mayo la altura del hospital de Kennedy usando el contraflujo. ¿Qué tienen de común estas avenidas en estos momentos? Si no están con carriles completos cerrados por reparaciones, presentan congestión por la cantidad de huecos que tienen. Considerando que son vías arteriales puede que usted piense que algo no está bien. También podría pensar: “no está tan mal, ya lo están reparando”. Nadie cuestionaría este argumento de no ser porque solamente hace 10 años que estas troncales fueron (re) pavimentadas. Más aún, se había asignado una empresa que les hiciera el mantenimiento para alargarle su vida útil. ¿Qué pasó entonces?

Para responder esta pregunta necesitaremos referirnos a dos puntos clave. Por una parte la situación que vivió dicha empresa y los requisitos que exigió el IDU para el diseño en aquel entonces. Hace 10 años, la alcaldía abrió un proceso de licitación para operar y mantener los principales corredores viales de Bogotá. La empresa ganadora se llama ICA, la cual tenía que responder por la pavimentación de estas vías arteriales, lo cual ocurrió entre 2000 y 2001. Unos cambios en la contratación terminaron por anular el contrato y se armó un pleito entre el gobierno e ICA. Resultado: los años de mantenimiento se dejaron de hacer, y en vez de contratar otra empresa que los hicieran, se dejó deteriorar estas vías.

Ahora bien, hay que entender que todas las obras civiles tienen un periodo de diseño. Para el caso del IDU, se planteaba un tiempo de servicio de 10 años. En general en Colombia los diseños van por mucho a 15 años para pavimentos de asfalto. Se debe tener en cuenta dos costos para escoger este periodo: la construcción en sí y el efecto indirecto que trae construir una vía arterial. Podríamos decir que en Colombia no se considera el segundo efecto. ¿Por qué? Las recomendaciones internacionales para vías arteriales van con periodos de diseño entre 25 y 40 años. Esto afecta gravemente la movilidad si cada 10 años toca cerrar la vía y construirla nuevamente.

El asunto se puede poner peor: los métodos aplicados en Colombia para diseños de pavimentos consideran una velocidad promedio de 60 km/h. El carril lento y, por no decir que todos los carriles, no cumplen con esta condición. Los asfaltos pierden resistencia entre más lenta sea la aplicación de la carga; es decir, más lentos vayan los carros. Una forma de corregir esta velocidad más lenta es aumentando el periodo de diseño; pero como está planteada la licitación, el periodo estimado inicialmente termina siendo menos en la realidad.

Por último, el asfalto necesita mantenimiento permanente. Los costos aumentan de manera exponencial a medida que se dejan de hacer estos mantenimientos: sellar fisuras es por mucho menos costoso que rehabilitar un hueco. Por esta razón, el hecho de que haya dejado de mantenerse estos corredores terminan por reducir aún más el tiempo de vida útil que se tenía planeado. No es sorpresa entonces que la avenida Ciudad de Cali esté tan destrozada como está actualmente, siendo que es reciente su construcción. Milagrosamente logró mantenerse la “movilidad” en estas condiciones para estos corredores por 10 años.

La solución podría parecer obvia: aumentar las exigencias en los periodos de diseño para las nuevas vías que se hagan en la ciudad. Sin embargo no es tan sencillo por una razón: en la ciudad no existen medios de control a las empresas que realizan la construcción de una vía. Es así como puede haber un mal diseño de una vía proyectada a 15 años que dure 7 en buen servicio: no existen los medios para reclamar por dicho diseño (si la empresa prueba que por algún método su diseño es “bueno” no tiene que responder). Se necesita un control más fuerte por parte de las entidades que manejan estos contratos de manera que pueda haber verdaderos diseños para periodos más largos de tiempo, más ajustados a la necesidad de la ciudad.

* Texto autoría de Óscar Daniel Galvis Arce. Nuevo colaborador en mobocol.com

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