martes, 3 de mayo de 2011

Sammy se baja un rato del carrusel

Luego de ires y vernires, de picos y valles en el transcurrir de los días, de un 2011 cargado de escándalos y sorpresas, nos llega la gran noticia. Más importante aquí que la muerte de Bin Laden, duélale a quien le duela (toma eso EEUU), más comentado que la boda de Memo y más milagroso que Juan Pablo II en vida (y muerte), hay finalmente un respiro, una pausa en la aburrida y corrupta cotidianidad de la capital: suspenden a Samuel Moreno Rojas, a.k.a. #bobolitro.



Tal vez nuestro 'líder' de turno se mareó y se cansó de andar montado en su carrusel de contrataciones, tal vez se le olvidó de repente que era alcalde de la capital de un país -y no cualquiera-, mientras su mamá le trataba de explicar por qué su hermano había resultado un día de repente en un búnker, y la posibilidad de que ambos se reencontraran ahí. O tal vez la cordura se pasó por fin por esta ciudad, se dió una vuelta y observó lo patas arriba (sic) que nuestra sociedad estaba. Misma cordura que recuperaron las autoridades, los entes reguladores, especialmente el señor Procurador, quien posiblemente merezca una cruz de Boyacá por este acto heróico. Hoy, martes 3 de mayo de 2011, no es un día cualquiera, queridos bogotanos. Hoy es el día en que la cuenta regresiva ubicada a la derecha de esta página tendrá que modificarse para restar los 3 meses que, aunque no sean lo que todos creemos que merece, el "alcalde" estará por fuera del Palacio Liévano, honrando de nuevo su nombre como debe ser, fuera de él. Hoy es un día de fiesta, un día de celebraciones, de júbilo, de salir a marchar y ocupar avenidas, puentes, parques, sin preocuparnos por bloquearlos, pues total, Samuelito ya se encargó de eso hace rato. Podremos caminar entre el tráfico y celebrar. Porque es así como convertiremos al #bobolitro en un pionero de la literal convivencia entre carros y peatones.

No queda mucho más por decir, sino por festejar. Salgamos todos a las calles, pongámonos una prenda amarilla y otra roja (sí, así no combinen), hagamos alcalde-viejos, análogo de los muñecos que quemamos cada 31 de diciembre, pero a éste no lo prendamos en llamas, sino llevémoslo para la plaza de bolívar, centro geográfico de la corrupción, para que se unte un poquito de ella. Vamos todos a rosales a su casa, pero no utilicemos el pito del carro para protestar, sino más bien aplaudámosle a Maria Eugenia, por habernos entregado a un hijo que, a pesar de incontables dolores de cabeza que provocó, también nos dió material de diversión para rato. SamuEL hijo bobo. El #bobolitro.

1 comentario:

  1. Gracias por permitirnos conocer más sobre este tema, ya que es demasiado interesante para aprender sobre este campo.

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